lunes, 22 de octubre de 2018

Plaza basílica

En la arquitectura de la Edad Media se desarrollan principalmente tres estilos: el Bizantino, a que influye durante todo el período, el románico entre los siglos XI y XII, y el estilo gótico entre el siglo XII hasta el siglo XV
 
La planta basilical, derivada de la basílica romana, se incorporó a la arquitectura paleocristiana con la cristianización del Imperio romano a partir del siglo IV. En la arquitectura bizantina se desarrolló la planta centralizada (como la planta de cruz griega), que se utiliza también en el arte carolingio. La planta de cruz latina fue común en la arquitectura religiosa de la cristiandad latina en la Edad Media a partir del románico, al divulgarse el modelo de iglesia de peregrinación en el camino de Santiago. La cabecera de las iglesias se destacaba con un ábside, a veces multiplicado (absidiolos). De las iniciales cubiertas planas se pasó a las abovedadas, reservando el mayor desafío técnico: la cúpula, para espacios destacados. La cúpula de Santa Sofía de Constantinopla se planteó explícitamente como una superación del paganismo representado por la cúpula del Panteón de Roma. Las fachadas, inicialmente muy poco significativas, se fueron desarrollando cada vez más, acogiendo decoración escultórica y flanqueándose por torres, que también se disponían en otros puntos, especialmente en el crucero, donde en caso de no cubrirse con una cúpula, se levantaba un cimborrio.

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